A principios de 1782, el físico y filósofo alemán Christof Lichtenberg escribió en su diario: “To invent an infallible remedy against toothache, which would take it away in a moment, might be as valuable and more than to discover a new planet... but I do not know how to start the diary of this year with a more important topic than the news of the new planet”, refiriéndose al descubrimiento del planeta Urano en 1781.

La visión clásica de la evolución biológica, dominante durante el siglo XX, les confería un papel central a los genes, y hacía énfasis en enfoques seleccionistas y gradualistas. Entender lo más fundamental de esa célebre visión implica entonces explicar conceptos como el de "gen", "selección" o "gradualismo" y abordar temas -así sea de manera muy general- como el de la microevolución y sus mecanismos; la especiación y sus modelos; la macroevolución y sus patrones.